Con la crisis, la situación la obligó a ponerse por su cuenta y así nació Carmen María Mayz como marca. Ella y sus hijas, empezaron a trabajar en un pequeño local en la Calle Ayala. La marca empezó a ser más conocida, el trabajo iba bastante bien y decidieron trasladarse a la calle Regueros, donde está el actual Taller.

Con la sabiduría y experiencia que tenía Carmen María desarrollaron ideas nuevas de negocio. Tocados para novias e invitadas, cinturones y broches. Todo por supuesto, hecho a mano, con materiales de primerísima calidad, con varias dosis de paciencia e incontables horas de trabajo:

Tocado mezcla porcelana fría, hilo de seda.

Tocado hilo de seda

Detalle tocado. Pistilos, hojas de porcelana fría

Tocado pistilos verdes.

Cinturón hilo de seda metalizados en platas y acordonado a mano

Su gran apuesta: Vestidos de novia

Hace aproximadamente dos meses surgió la idea. Junto con la diseñadora de alta costura, Ángeles Serrano. Querían hacer un proyecto en común y así formaron un equipo. Carmen María diseña unos patrones, elige las telas y Ángeles con su experiencia en alta costura, los confecciona para obtener los mejores resultados. Los vestidos llegan al taller de Carmen María y las clientas pueden ir a probárselo, se imaginan como querrían el vestido de sus sueños, y Carmen María les hace ese regalo, trabajando sin bastidor, bordando directamente sobre la prenda acabada. La marca, es  una combinación entre pret-á-porter y "a medida". Puedes hacerle todos los retoques al patrón de vestido elegido, como por ejemplo, ponerle broches, encajes, cinturones, hombreras joya, etc. Han conseguido una mezcla muy práctica para la novia, trabajando con los mejores materiales del mercado y de primera calidad. Puedes tener un vestido de alta costura a un precio más asequible. Está claro que su ventaja competitiva es la calidad-precio que ofrecen.

Vestidos de novia en el Taller de Carmen María

Vestido Eugenia

Vestido Fabiana

Vestido Jaquelin. Espalda.

Vestido Jaquelin.

Vestido Lura

Cuidan de todos los detalles, mostrando siempre cercanía al cliente, tratándolo como de su propia familia. Y la familia crece. Ahora son un equipo de siete personas, donde siempre mantendrán la línea de la marca. Y su gran pilar es Carmen María.

Hablando con una de sus hijas, Estefanía, me cuenta que desde pequeña, su madre le enseñaba lo que hacía, le trasmitía el amor que sentía al bordar, cada detalle, cada prenda y el resultado que obtenía. Siempre con mucha paciencia. "Toda mi vida he visto lo que hacía mi madre, nací con ello, le acompañaba a ferias. Te das cuenta de lo que hay fuera, y empecé a valorar más el trabajo de mi madre, la veía bordar,  hasta que hace unos cuantos años, me di cuenta en realidad de que todo lo que hacía era único, y ahí es donde empecé a ayudarla y a trabajar con ella"

Con Carmen María en el Taller

Ella es encantadora, sus hijas también, y soy testigo de todas y cada una de las palabras que he escrito en el post. No sólo por la calidad de sus productos, si no por su cercanía y humildad, valores muy importantes y por desgracia muy escasos. Me están haciendo mi tocado y no puedo estar mas contenta. GRACIAS POR TODO, ¡SOIS MARAVILLOSAS!